En el rescate de la historia, es pertinente señalar que el expresidente Gustavo Díaz Ordaz, instruyó al Banco de México en 1968, elaborar un Plan Nacional de Turismo, cuyo objetivo se centrara en apoyar el crecimiento del Producto Nacional y al equilibrio en la balanza de pagos, pues las obras en esa época se financiaban con créditos del exterior, representaban una carga al erario público.
Dicho Plan, tenía que generar oportunidades de inversión para el sector privado, crear empleos, alcanzar la autodeterminación y la comercialización de la oferta turística nacional en el exterior, al tiempo de lograr la autonomía tecnológica en los servicios turísticos. Los estudios identificaron zonas propicias para ejecutar proyectos de infraestructura turística; siendo Cancún y Zihuatanejo prioridades, las cuales fueron apoyadas por el siguiente presidente, Luis Echeverría Álvarez.
Con base en los censos, el Estado de Quintana Roo contabilizaba cerca de 40,000 habitantes, concentrados en Chetumal, Cozumel e Isla Mujeres y, la isla de Cancún, era habitada sólo durante algunas temporadas del año; tal fue el detonador de Cancún, que surgió de la selva, para hoy ser sin lugar a dudas, el paraíso dentro del Caribe Mexicano, del turismo Internacional de México.
Los 22 Jefes de Estado, durante la cumbre Norte-Sur, pudieron analizar la problemática económica mundial, para establecer criterios, que atenuaran la pobreza y fomentaran acciones que aquejaban en ese tiempo a los denominados países pobres, o emergentes, ante los desarrollados (o ricos).
Estos 22 Jefes de Estado, tuvieron acuerdos aun sin una agenda formal, pero su postura, derivada del análisis y debate, permitió establecer la agenda sobre la importancia y la atención en: el desarrollo agropecuario, alimentación, las materias primas, comercio e industrialización, energía y los términos que orientaran y promovieran el desarrollo económico y financiero.
Los países que llevaron la voz del Norte, fueron: Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, República Federal de Alemania, Suecia y Austria. La representación del Sur, mucho más heterogénea, se subdividió en quienes representaban a las naciones en vías de desarrollo donde figuraban Arabia Saudita, Argelia, Brasil, China, India, México, Nigeria, Venezuela y Yugoslavia y las más pobres Guyana, Costa de Marfil, Bangladés, Filipinas y Tanzania.
Pepe Irabien, quien también fue 2 veces Director General del Gobierno del Estado de Quintana Roo, destaco que durante su Administración Municipal en Cancún, con recursos estatales y gestiones municipales, construyó la avenida López Portillo, en el tramo de Tulum a Uxmal; canalizó recursos públicos para crear nuevas Instituciones educativas, parques, mercados, y promovió el desarrollo en la avenida Tulum, que era el corazón de la actividad turística.
Remarcó que la Cumbre Norte-Sur, generó beneficios directos; tales como la promoción de Cancún a nivel Internacional, lo que propició que el gobierno adelantara obras programadas, como la ampliación del Bulevar Kukulcán, incrementar el número de cuartos en hoteles, un Aeropuerto Internacional, y la introducción de la televisión abierta. El éxito fue el desarrollo, ahora conformado por la Riviera Maya, que recibe al 35% del turismo extranjero; es decir cerca de 25 millones de turistas extranjeros, cuando la Ciudad de México recibe 20 millones.
José Irabien explicó que La Riviera Maya sin duda fue ejemplo de la planeación en el pasado, debido a que la normatividad no podía ser modificada ni alterada, sin embargo lamento que el crecimiento acelerado ha permitió la modificación en el uso del suelo, ante la voracidad de los últimos gobernantes, de los tres órdenes de gobierno. Para finalizar su brillante disertación, Pepe señalo; “Cancún tiene futuro, pero deben corregirse los abusos cometidos contra la naturaleza”.
Es claro que con conocimiento, compromiso, humildad y pasión, como la demostrada por Pepe Irabien; los servidores públicos en cualquier nivel donde se desempeñen, deben trabajar con visión de Estadista, emprendiendo acciones que permitan su sostenibilidad, instrumentando un uso eficientemente de los recursos, los cuales eleven y dignifiquen la calidad de vida de los mexicanos.
